A las nueve y media de la noche del lunes 28 de agosto de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Fuenterrabía (Guipúzcoa) al jefe del Servicio de Información de la comisaría de Irún, el inspector de Policía ALFONSO ESTEVAS-GILMAIN MUÑOZ, cuando se disponía a aparcar su coche cerca del edificio Miramar de Fuenterrabía, junto al Bidasoa, donde tenía su domicilio. Los terroristas, que utilizaron un Seat de color blanco para huir, dispararon dos ráfagas de metralleta, desde un lateral del vehículo y desde la parte trasera, provocándole la muerte en el acto. Su mujer y uno de sus tres hijos, que llegaban en ese momento a casa, fueron testigos del asesinato. En el lugar de los hechos se recogieron diecinueve casquillos del calibre 9 milímetros parabellum.
El 30 de agosto ETA-pm reivindicó el asesinato del inspector Alfonso Estevas-Gilmain en un largo comunicado de cuatro folios enviado a los diarios Egin y Deia en el que se vertían diversas acusaciones. La banda terrorista justificó su asesinato acusando a la víctima de estar relacionada con el atentado sufrido en el sur de Francia por el exdirigente de ETA Juan José Etxabe, dato desmentido por la familia en otro comunicado enviado por su viuda el 6 de septiembre. El atentado contra Etxabe también se utilizó como justificación para asesinar a Tomás Sulibarria Goitia, contra el que habían atentado el 30 de agosto de 1978, dos días después de asesinar a Alfonso Estevas-Gilmain, sin conseguir acabar con su vida, y al que asesinaron finalmente dos años después, el 3 de junio de 1980. Tras el primer intento de asesinarlo, el 30 de agosto de 1978, la banda terrorista ETA emitió un comunicado responsabilizándose del atentado contra Sulibarria, en el que le acusaba de «haber traicionado a la organización» y ser miembro a sueldo de los Servicios de Seguridad españoles desde que había sido detenido por un breve espacio de tiempo tres años antes, en 1975. La versión de la banda fue que Sulibarria huyó a Francia en mayo de 1978 con la intención de «introducirse entre los refugiados para llegar a tener acceso a aquellos a quienes el Gobierno atribuye una mayor influencia política». Fruto de esa actividad y «en colaboración con su enlace de los servicios de seguridad españoles», continuaba el comunicado de la banda, Sulibarria preparó el atentado en San Juan de Luz contra el exdirigente de ETA Juan José Etxabe y su mujer en julio de 1978.
Alfonso Estevas-Gilmain Muñoz, de 41 años, era natural de Madrid, aunque residía en Fuenterrabía desde que tenía 18 años. Estaba casado y tenía tres hijos varones de 12, 11 y 6 años de edad. Estaba destinado en Irún, donde llevaba doce años, dos de ellos como jefe del Servicio de Información del Cuerpo General de Policía. Además, él y su mujer regentaban el Hostal Álvarez Quintero en Fuenterrabía. Alfonso era una persona muy conocida en la localidad en la que vivía, donde había empezado a estudiar euskera, además de la carrera de Derecho. Unas trescientas personas asistieron a su funeral en la capilla de la Policía Armada en Irún, presidido por la viuda, el padre y sus hijos, al que asistió el gobernador civil de Guipúzcoa, Antonio Oyarzabal. El lugar del funeral fue elegido por la familia de la víctima, que expresó el deseo de que tuviera carácter privado, por lo que no se permitió la entrada de fotógrafos y redactores de los medios de comunicación. La mayoría de los asistentes eran miembros del Cuerpo General de Policía y de la Guardia Civil. Posteriormente sus restos mortales fueron trasladados a Madrid, su ciudad natal, donde fue enterrado por expreso deseo de sus familiares.
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