El 7 de mayo de 1981 Manuel Rodríguez Taboada llevaba en el vehículo oficial al Teniente General Joaquín Valenzuela, al teniente coronel Guillermo Tevar Saco y al suboficial Antonio Nogueras. Cuando se encontraban detenidos en un semáforo, en el centro de Madrid, una motocicleta se detuvo a se lado, el copiloto dejó una bolsa sobre el techo del vehículo y salió a toda velocidad.
Segundos después hacía explosión esa bolsa matando al teniente coronel Tevar,y a los suboficiales Nogueras y Rodríguez. El teniente General Valenzuela resultó herido grave en un atentado que causó una veintena más de heridos.
La explosión fue tan fuerte que el cadáver de Manuel Rodríguez no pudo se excarcelado hasta que el coche llegó al hospital, aún con el cuerpo en su interior. El suboficial estaba casado y tenía 3 hijos. “ Lo que me dijeron aquella misma tarde es que papa se había ido de viaje y que algún día lo volvería a ver. Te están diciendo que no vas a volver a ver a tu padre pero tú no lo entiendes” recuerda su hija Nuria Beatriz, poco dada a hablar públicamente del asesinato de su padre. Incluso en familia, reconoce Nuria, no se ha hablado mucho del tema “seguramente para no hacernos daño”.Tras el asesinato de Manuel Rodríguez, que aquél día no tenía que haber ido a trabajar, recuerda su hija, la familia se sintió desamparada. “Eran los años 80, en aquel tiempo nadie se preocupaba de las víctimas, no había ayuda de ningún tipo”.
El asesinato de Manuel convirtió a su viuda, como en tantas otras familias rotas, en una heroína que tuvo que sacar adelante a todo la familia. Nuria, la hija pequeña, recuerda como nada más morir su padre, empezó a dormir con su madre en la misma cama, “en su cama”. Y así durmieron durante mucho tiempo, ambas se necesitaban. Nuria, que guarda una pequeña cajita con recuerdos de su padre, reconoce que era su niña mimada, “Él sentía adoración por mi y yo la sentía por él”.
El paso de los años ha mitigado esa rabia inicial y ahora espera que los asesinos de su padre y “los asesinos de otros padres” lo que hagan es cumplir las penas que la justicia les imponga.
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