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miércoles, 11 de mayo de 2022

La batalla política contra ETA

Pocos dieron la batalla, muchos complementaron el terror y algunos se beneficiaron de su existencia. Prólogo de María San Gil.

«Nunca se contará lo suficiente lo que supuso para toda una sociedad vivir ensombrecida y amilanada por el miedo y la falta de libertad. Jamás rendiremos todo el tributo necesario y suficiente a las víctimas del terrorismo. No hay gratitud ni memoria que nos devuelvan a todos y cada uno de los seres queridos pero, el recuerdo fehaciente, veraz y real de los años de terror, contado a través de uno de sus protagonistas, es sin duda una forma más de rendirles homenaje y de tener muy presentes a las 858 víctimas mortales de un proyecto terrorista, rupturista y totalitario».
María San Gil.

Carlos de Urquijo, se convierte en estas páginas en un hidalgo sin armadura, sin miedo, que, con coraje y valentía, se enfrenta a los terroristas, a los políticos, a la Administración, a la sociedad, y a quién haga falta. Sin pereza y sin desidia. Todo para dar la batalla a la extorsión, el pánico y los asesinatos que la banda terrorista ETA cometió durante los duros «años del plomo» mientras el constitucionalismo mientras el constitucionalismo vivía perseguido, despreciado y silenciado.

Es, por tanto, un libro vivido en carne propia, que nos recuerda cómo las libertades fundamentales y los derechos humanos peligraron gravemente durante décadas en el País Vasco, y por extensión en toda España, para todos los ciudadanos no nacionalistas.


Carlos Urquijo Valdivielso (Llodio, 1961) posa con su libro 'La batalla política contra ETA' (Editorial Almuzara) pegado a los muros aún pintarrajeados por jóvenes radicales vascos durante los incidentes en la campus de la universidad vasca en Vitoria. Altercados que Urquijo vincula con los objetivos impuestos por los nacionalistas en la educación durante décadas y que se extenderán tras el último pacto entre PNV, EH Bildu, Podemos y el PSOE vasco. Tras ser delegado del Gobierno en Euskadi (en dos etapas), parlamentario, senador y concejal en Llodio, Urquijo se mantiene firme en su «obligación moral» en la defensa de los principios constitucionales desde la Fundación Villacisneros.

¿Su libro tiene como objetivo reclamar ahora que también se le escuche cuando ya no forma parte de la política activa?
El objetivo del libro es luchar contra la memoria manipulada que lo que pretende es blanquear a ETA, blanquear a su brazo político y de algún modo blanquear al nacionalismo. El nacionalismo es la ideología que ha sustentado a ETA. Quiero dar testimonio. Estamos luchando contra dos gobiernos en Madrid y en Vitoria que pretenden que estos testimonios sean irrelevantes. Me parecía una obligación moral como lo fue cuando di el paso de asumir la concejalía en Llodio.
Le han llamado fascista, carcelero, pikoleto y ha estado en la diana de la descalificación política por el nacionalismo. ¿Encontró en la Justicia la protección que necesitaba?
Es una de mis grandes penas; el desamparo que hemos sufrido de uno de los poderes fundamentales. Y tiene que ver con la ausencia del Estado de Derecho en el País Vasco que no fue capaz de garantizar la vida ni la libertad de todos. Cuando algunos pedíamos auxilio al Poder Judicial nunca se entendió que era imprescindible ese reproche penal. Se miró para otro lado ante los pasquines amenazantes y ante las dianas con nombres en las paredes. A mí un individuo simuló en el propio palacio de Justicia que me pegaba unos tiros y la juez ni le reconvino. Hubo un incomprensible abandono por parte del Estado.
Afirma que el PNV ha sido corresponsable de la continuidad del terrorismo de ETA, ¿por qué?
No tengo ninguna duda. El PNV está en la génesis de ETA porque ETA es una escisión de las juventudes del PNV. No ha estado en ninguna de las muchas medidas que puso en marcha el Estado para acabar con el terrorismo etarra. En la portada del libro se menciona a los «muchos que se beneficiaron de la existencia del terrorismo» y entre ellos está el PNV. Todavía hoy se beneficia de ese trabajo sucio de ETA.
Pero el PNV rechazó el terrorismo y se negó a participar en la propuesta de la Izquierda Abertzale de boicotear la Transición, ¿no es un injusto hacerle corresponsable de una violencia terrorista que también sufrió?
¿El rechazo a la violencia en que se tradujo? Si la rechazas tienes que combatirla. Y el PNV desde la Ley de Partidos, la Ley de prevención y bloqueo, en todas las detenciones de comandos dio crédito a las denuncias falsas de torturas, el PNV criticó la ilegalización de Herri Batasuna y está en plena connivencia con los objetivos políticos de la banda. Ya lo dijo Arzalluz: «hace falta que unos muevan las ramas para que otros recojan las nueces». Hubo un reparto de papeles. Si el PNV hubiera querido, ETA habría acabado muchos años antes.
¿Por qué afirma que el proyecto político de ETA está más vivo que nunca cuando la banda se vio obligada a desaparecer sin conseguir ninguno de sus exigencias?
El proyecto político de ETA es hoy más influyente que hace 30 ó 40 años cuando cometía 90 asesinatos cada año. Su proyecto era destruir España para conseguir la independencia. Hoy gracias a Rodríguez Zapatero y a Pedro Sánchez es un partido que influye en las decisiones del Gobierno. El proyecto político de ETA que estaba derrotado en 2003, Zapatero lo resucitó y Sánchez le ha dado el certificado de limpieza de sangre. Nadie se cuestiona que un secuestrador sea el coordinador general de EH Bildu o que un encapuchado con el hacha y la serpiente sea ahora dirigente de un partido como Bildu.
En sus dos etapas como delegado del Gobierno intentó a través de la Inspección de Educación que se respetara la libertad de elección lingüística y que no se adoctrinara a los niños, ¿qué pasa ahora con la educación en Euskadi tras el acuerdo político con EH Bildu para elaborar una ley educativa?
Bildu ha vuelto a ganar de la mano del nacionalismo y con el papel de tonto útil que está haciendo el Partido Socialista vasco. A mí me parece más interesante que en las aulas se respete a una persona que piense diferente a que se obligue a los alumnos a sacar un B2 del vascuence.
Usted fue muy activo desde la Delegación del Gobierno reclamando a la Justicia que impidiera los homenajes a etarras y recuerda alguno de ellos en su libro, ¿cómo valora el fin de los 'ongis etorri'?
Los presos de ETA no han renunciado a los 'ongis etorri' sino que los hacen de tapadillo porque les conviene. Me preocupa que se sigan produciendo con normalidad sin el que Gobierno de España ni el del País Vasco hagan nada para evitarlos. Y que, sin embargo, se cree una agencia de colocación como Aukerak para colocar a los presos de ETA cuando salgan de la cárcel. Es el mundo al revés. En el libro recuerdo el homenaje al etarra Luis Gabiola en 2016 cuando una alcaldesa del PNV le cedió el sillón de la Alcaldía para recibir su 'ongi etorri'. Hade dos semanas al etarra Aginaga le hicieron un homenaje público en un frontón municipal de Berango con alcaldesa del PNV.
¿Por qué este carrusel de presidentes del PP en Euskadi con salidas traumáticas: San Gil, Basagoiti, Quiroga, Alonso...?
Porque se va reduciendo la importancia del PP en Euskadi y se van produciendo cambios para ver si conseguimos remontar. Estamos dando esos bandazos: un día está Alonso; se le cambia por Iturgaiz; ahora se habla de que con Feijóo llegue otra persona. Falta coherencia en la defensa de unos principios. Debemos ser la alternativa del PNV y no aspirar a ser la muleta del PNV. El mejor resultado lo obtuvimos en 2001 cuando la sociedad vio en Mayor Oreja una alternativa real al PNV y a punto estuvimos de lograrlo.

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