LA actividad terrorista de ETA han salpicado en ocasiones al mundo del deporte, en concreto al fútbol. Uno de las 853 personas asesinadas vilmente por la banda durante su existencia fue el ex futbolista José Antonio Santamaría Vaqueriza.
El 19 de enero de 1993, ETA acababa con la vida del que fuera guardameta de la Real Sociedad con un tiro en la nuca cuando cenaba con unos amigos en la sociedad Gaztelupe. El asesino, José Antonio Olarra, fue condenado a 28 años de cárcel. Estaba cenando. Tranquilo.Con sus amigos.
El 19 de enero de 1993, el ex futbolista de la Real Sociedad y empresario José Antonio Santamaría estaba pasando una gran noche en la sociedad gastronómica Gaztelupe de San Sebastián. Era un día de felicidad en su tierra, se iniciaba la Tamborrada. El ambiente era de euforia, de fiesta.
El empresario había sido propietario de la discoteca ibicenca Ku y del bar Basque. Todo el mundo sabía de su amistad con el socialista Benegas. Tal vez eso fueran suficientes motivos o delitos para que Valentín Lasarte decidiera matarlo tras verle cenar. Un tiro en la nuca fue suficiente. No lo hizo él, solo señaló a la víctima. Santamarí dejaba en casa a su mujer y a sus tres hijos solos para siempre. ETA justificó la barbarie relacionándolo con el contrabando.
Santamaría jugó durante 3 temporadas en el Sanse con el que disputó 83 partidos y marcó 6 goles. En la Real, Santamaría se ganó el apodo de Tigre por el pundonor y la garra que mostraba sobre el terreno de juego. Tigre Santamaría jugaba como defensa central. En el País Vasco también sudó lo suyo por la libertad. Santamaría sabía que era un objetivo claro de la banda. Pero ni se asustó, ni se escondió. Le acusaban de todo, colaborador de la Guardia Civil, narcotraficante. Pero aguantó. Como hacía vistiendo la camiseta de la Real Sociedad.
Sus asesinos le pegaron un tiro por la espalda. Santamaría ni les vio ni se pudo defender. Odón Elorza habló ese día de miedo a hablar, a pasear por el País Vasco. La gente esa noche salió de la sociedad llorando, con las manos en la boca para no gritar. Hoy pocos se acuerdan, tal vez, de esos instantes. – Fuente>>
Portada de MARCA tras la tregua indefinida de ETA en 1998 |
El 12 de diciembre de 2004, en el minuto 88 de un Real Madrid-Real Sociedad en el Bernabçéu, una llamada de ETA al diario Gara anunciaba que a las 21:00 horas iba a estallar un artefacto en el estadio Santiago Bernabéu, poco después de la hora prevista para el final del partido. Lizondo Cortés paró el partido y el estadio fue desalojado en pocos minutos. Finalmente, fue una falsa alarma.
El 8 de diciembre de 1990, seis policías nacionales murieron al explotar una bomba al paso del furgón en el que se dirigían al campo del Sabadell como parte de la seguridad del partido de Segunda entre el equipo catalán y el Málaga (un Ford Fiesta con 100 kilos de explosivos estalló a su paso a pocos metros del cuartel policial).
El 24 de mayo de 1992, nueve personas resultaron heridas en Madrid cuando un Renault 11 aparcado en la calle Iván Vargas explotó al paso de la caravana policial que iba al Calderón para el partido Atlético de Madrid-Logroñés.
Bixente Lizarazu, ex futbolista francés de origen vasco del Athletic de Bilbao, reconoció en su autobiografía que fue extorsionado por ETA cuando era jugador rojiblanco durante la temporada 1996-97. Sus padres recibieron una carta de ETA en la que la organización le exigía el impuesto revolucionario al considerar que el dinero que ganaba con la selección francesa era capital robado al País Vasco.
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