El monstruo comenzaba a coger forma. Nos ubicamos en verano de 1968. En junio, ETA cometió su primer atentado mortal. Iñaki Sarasketa y Txabi Etxebarrieta acribillaron a balazos al guardia civil José Antonio Pardines en la localidad guipuzcoana de Villabona en un control rutinario de tráfico. Aquel suceso marcó el transcurso de décadas venideras, marcadas por el terror que impondría la organización.
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Por entonces, la incipiente banda terrorista ya imaginaba que en el Instituto Armado encontraría a uno de sus grandes enemigos. Por eso, pocos días después de aquel asesinato, envió una carta a las mujeres de los agentes, a las que al mismo tiempo amenazaba y pretendía seducir con palabras bien envueltas: “Convenza a su marido para que salga del cuerpo. Créame que no merece la pena vivir angustiada”.
La misiva estaba encabezada por el siguiente título: “Carta a las mujeres de la Guardia Civil”. Eran nueve párrafos redactados por la rama psicológica de ETA, datados en la fecha de julio de 1968. No era la primera vez en la que la organización -que en ocasiones se llamaba a sí misma con otros nombres, como el de Comité Ejecutivo de la Resistencia Vasca- mandaba un mensaje similar a las esposas de los guardias civiles. Pero este documento -procedente de la Guardia Civil y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL- sí es el más antiguo que conserva el Instituto Armado.
215 guardias civiles asesinados
Transcripción completa de la carta
A continuación reflejamos la transcripción completa de la carta que ETA envió en 1968 a las mujeres de los guardias civiles:
Carta a las mujeres de la Guardia Civil
Señora: Vd. habrá podido observar cómo lo que nosotros habíamos predicho se ha realizado, el guardia civil Sr. Pardines Arcay ha muerto, Vd. sabrá muy bien en qué circunstancias.
Pero para que no crea que nuestra lucha es precisamente contra Vd. le vamos a exponer de nuevo el papel que realiza su marido y sus colegas en n/ Patria Euskadi: Los guardias civiles son solo simples instrumentos de los que se vale el Estado español, es decir, la alta jerarquía de gobernadores, ministros, jefes militares, etc. para mantener ocupada en todos los aspectos de nuestra Patria.
Nosotros sabemos perfectamente que Vds. son los menos culpables de nuestra situación, pero a la vez ocurre que Vds. son también los que directamente participan en la represión, los que practican detenciones, efectúan interrogatorios, torturan, golpean al Pueblo en las manifestaciones, etc. etc.
Por ello nosotros nos vemos obligados a eliminarlos de alguna forma. Nuestra obligación como vascos es luchar contra los enemigos de nuestra Patria, en este caso el Estado español que les utiliza a Vds. como marionetas al servicio de los intereses de una clase dominante.
Vds. en nuestro caso harían lo mismo tal como lo demostraron cuando expulsaron de su Patria a los ocupantes moros o a los ocupantes franceses. No tuvieron más remedio que recurrir a la violencia matando a numerosos enemigos. Hicieron bien porque muchas veces este es el único camino para expulsar a los invasores. Por ley natural ahora nosotros nos vemos precisados a hacer lo mismo con Vds.
Por otra parte habrán podido observar que el pueblo está con la resistencia vasca tal como lo demuestran los últimos hechos ocurridos en casi todas las ciudades de Euskadi respecto al grito unánime de adhesión a la persona de Xabier Etxebarrieta Ortiz.
Una vez más le vuelvo a insistir Sra. convenza a su marido para que salga del cuerpo. Créame que no merece la pena vivir angustiada, por servir a los intereses de unos capitalistas o unos jefazos que viven en la opulencia. No merece la pena el correr el riesgo de morir como Pardines Arcay.
Estamos dispuestos a todo, no tenemos miedo a la muerte porque sabemos que luchamos por una causa justa. Nada nos detendrá hasta que consigamos la independencia de la Patria.
Ruégole Sra. reflexione y relea el contenido de esta carta, enséñesela a su marido y tomen la decisión de salirse del cuerpo o marchar a España, sólo así podrán liberarse de vivir sin la continua angustia de que pueda perecer su marido en un atentado.
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