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lunes, 18 de marzo de 2019

Los crímenes de ETA contra niños: asesinados, heridos y huérfanos


Más de veinte menores asesinados, sesenta heridos, y centenares de huérfanos es el saldo que deja ETA después de cincuenta años de terrorismo.

M. J. Grech Seguir   

Un total de veintitrés menores de edad han sido asesinados por la banda terrorista ETA y más de sesenta han resultado heridos, algunos de ellos de gravedad y sufriendo mutilaciones terribles, en atentados perpetrados desde que la banda comenzó su actividad criminal, asesinando precisamente a una niña, Begoña Urroz Ibarrola, en 1960.

Entre Begoña y Silvia, la última niña asesinada por la banda en el año 2002, los atentados más graves en los que ha habido niños asesinados o gravemente heridos han sido los siguientes:

El 28 de junio de 1960 es asesinada en la estación de Amara de San Sebastián Begoña Urroz Ibarrola, de veintidós meses, a consecuencia de las heridas sufridas por la explosión de un artefacto explosivo colocado por la banda terrorista ETA en una maleta. No fue reivindicado.

El 29 de marzo de 1980 muere en Azcoitia el niño de 13 años José María Piris Carballo, resultando herido grave su amigo Fernando García, por la explosión de una bolsa que contenía una bomba.

El 30 de mayo de 1985, es asesinado en Pamplona el niño de 13 años Alfredo Aguirre Belascoaín, mediante una bomba accionada a distancia que provocó la muerte del policía nacional Francisco Miguel Sánchez.

El 19 de junio de 1987 la bomba colocada por ETA en los almacenes Hipercor de Barcelona ocasiona la muerte de cuatro niños, entre ellos los hermanos, Silvia y Jordi Vicente Manzanares y Sonia y Susana Cabrerizo Mármol, además de 17 víctimas mortales más.

El 11 de diciembre de 1987 en el atentado de ETA contra la casa-cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza mueren 11 personas, de las cuales cinco eran niñas: las gemelas Julia y Esther Barrera, de 4 años; Silvia Ballarín, de 7; Silvia Pino, de 7; y Rocío Capilla, de 13. Otros cinco niños resultaron heridos de consideración. También murieron dos criaturas en gestación al fallecer sus madres.

El 22 de noviembre de 1988 la banda terrorista ETA hace estallar una furgoneta-bomba contra la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid, causando la muerte del niño de 2 años Luis Delgado Villalonga, además de la del civil Jaime Bilbao Iglesias.

El 15 de abril de 1991, Coro Villamudria, de 17 años, hija del policía nacional Jesús Villamudria Lara, es asesinada en San Sebastián en un atentado perpetrado por la banda terrorista ETA en el que resultaron heridos su padre y sus tres hermanos, de 17, 15 y 12 años, al estallar una bomba, compuesta por tres kilogramos de amosal y un mecanismo de ignición del tipo péndulo, que se encontraba colocada en los bajos del coche del agente.

El 29 de mayo de 1991 cinco niñas, con edades comprendidas entre los 7 y 14 años, mueren en un atentado con un coche-bomba que fue lanzado al interior de la casa cuartel de la localidad catalana de Vic.

El 7 de noviembre de 1991 el niño de dos años Fabio Moreno Asla es asesinado en Erandio (Vizcaya) en un atentado terrorista de ETA que causó heridas a su hermano gemelo, Alexander, y a su padre, Antonio Moreno, guardia civil destinado en la Comandancia de Bilbao, mediante la explosión de una bomba adosada al vehículo en el que viajaban.

El 4 de agosto de 2002, la niña de seis años Silvia Martínez Santiago es asesinada en Santa Pola mientras jugaba en una habitación de la casa cuartel de la Guardia Civil al explotar un coche-bomba colocado por la banda terrorista en las inmediaciones del mismo.


Niños gravemente heridos por ETA 

La niña de 7 años, María del Pilar Garrido González, resulta herida grave en San Sebastián el 23 de diciembre de 1978 mientras paseaba con su padre, que murió en el atentado.

El 26 de junio de 1982 el niño de 10 años, Alberto Muñagorri, pierde la pierna izquierda y la visión del ojo derecho al dar una patada a una mochila que contenía una bomba de ETA, en Rentería (Guipúzcoa).

El 23 de octubre de 1983 una granada lanzada por ETA contra el cuartel de la Guardia Civil de Lecumberri (Navarra) provoca heridas considerables a la niña Ana Belén Ramón, de cinco meses de edad, hija de un sargento de la Benemérita.

El 19 de agosto de 1984, la hija de 9 años de un brigada comandante del puesto de la Guardia Civil, Eva María Ferreiro, resultó gravemente herida en un atentado perpetrado en Arenas de Guecho (Vizcaya).

El 4 de febrero de 1986, una bomba colocada por ETA en los bajos de un coche del policía nacional Manuel Espinosa Sanju, en la localidad guipuzcoana de Rentería, destroza la cara de su hija de 9 años Noelia Espinosa Magarino. El policía perdió una extremidad inferior en el atentado.

El 7 de agosto de 1987 resultan heridos de gravedad el niño de 14 meses Borja Blanco Vega y su hermano de 7 años, en el atentado perpetrado por ETA contra la casa-cuartel de la Guardia Civil de Zarauz (Guipúzcoa). En la acción terrorista resultaron heridos, además, una anciana, dos guardias civiles y dos adultos civiles.

El 16 de marzo de 1991 resulta herido grave el niño donostiarra Diego Montes, de 12 años, en un atentado perpetrado contra un vehículo de la Guardia Civil en el que fue asesinado el cabo primero Luis Aragó Guillén. Ese mismo año, el 5 de junio de 1991 cuatro adolescentes de entre 14 y 17 años resultaron heridas de diversa consideración en el atentado perpetrado por ETA contra el teniente del Ejército del Aire Enrique Aguilar Prieto, de 52 años, que murió al explotar una bomba adosada en su vehículo cuando circulaba por el madrileño barrio de Aluche. Cuatro meses después, el 17 de octubre de 1991 la banda terrorista ETA comete tres atentados con bombas lapa que provocan un muerto y tres heridos gravísimos, entre ellos la niña de 13 años Irene Villa, que perdió las dos piernas en el atentado.

El 16 de diciembre de 1995 Amparo Rodrigo, de 15 años, sufre heridas muy graves al estallar una bomba colocada por ETA en los lavabos de la cafetería de El Corte Inglés de la calle Pintor Sorolla de Valencia. En el atentado murió su madre, Josefina Corresa Huerta.


Los huérfanos que dejó la banda terrorista ETA

En su actividad criminal, la banda terrorista ETA ha dejado centenares de viudas y de huérfanos, cuyas vidas quedaron marcadas desde entonces. En ocho ocasiones, además, la banda asesinó a matrimonios, dejando a sus hijos huérfanos de padre y madre.

El 13 de septiembre de 1974, la bomba que explotó en la cafetería Rolando de Madrid mató a 13 personas, entre ellas a Baldomero Barral y María José Pérez Martínez, dejando huérfanos a sus dos hijos, Rafael y Baldomero.

El 25 de octubre de 1986 fueron asesinados el gobernador Militar de Guipúzcoa, Rafael Garrido Gil, su esposa Daniela Velasco y el menor de sus seis hijos, Daniel.
En la masacre de Hipercor, el 19 de junio de 1987, fueron asesinadas 21 personas, entre ellas el matrimonio formado por Rafael Morales Ocaña y Teresa Daza Cecilia, que dejaron huérfano a un niño de dos años.

El 11 de diciembre de 1987, en el brutal atentado contra la casa-cuartel de Zaragoza que costó la vida a 11 personas, murió el matrimonio formado por Emilio Capilla Tocado y María Pilar Franco, además de su hija Rocío, dejando huérfano al otro hijo, Emilio, de nueve años. En el mismo atentado fallecieron José Pino Arriero, su esposa María del Carmen Fernández, y Silvia, uno de sus tres hijos. Quedaron huérfanos José María, de 13 años, y Víctor, de 10.

El 6 de abril de 1990, la banda terrorista ETA asesinaba a la pareja formada por Miguel Paredes y Elena Moreno Jiménez. Las víctimas eran toxicómanas y Elena tenía dos hijas pequeñas, la segunda de su relación con Miguel. Las niñas quedaron a cargo de la abuela materna, Carmen Jiménez, que murió poco después de cáncer, por lo que las hermanas fueron separadas: una quedó a cargo de la abuela paterna y la otra con unos familiares de la madre.

El 29 de mayo de 1991, otro coche bomba explotó en la casa-cuartel de Vic, acabando con la vida de nueve personas, entre ellas Juan Chincoa Ales y Nuria Ribó, quedando huérfana de padre y madre una niña de tres años.

El 19 de febrero de 1992 de nuevo un coche bomba dirigido contra un furgón policial mató en Santander a Antonio Ricondo Somoza y al matrimonio formado por Eutimio Gómez Gómez y Julia Ríos Roz, dejando huérfanos a sus hijos Jesús y Silvia, de 16 y 18 años.

El 30 de enero de 1998 la banda terrorista ETA asesina en Sevilla al matrimonio formado por Alberto Jiménez Becerril Ascensión García Ortiz dejando huérfanos a tres niños: Ascensión (9 años), Alberto (6 años) y Clara (5 años).

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