Los terroristas, que tuvieron a Cosme secuestrado durante siete meses, insisten en que esta familia le adeuda una parte del rescate pactado
CARMEN GURRUCHAGA
MADRID. La organización terrorista vasca colocó ayer un nuevo coche bomba junto al domicilio de la familia Delclaux, en la localidad vizcaína de Getxo y, más concretamente, en el lujoso barrio de Las Arenas. Es el tercero en tres años y la finalidad es exigir el pago de los 500 millones de pesetas que, según ETA, le debe esta familia vasca que sufrió el secuestro de su hijo Cosme desde el 11 de noviembre de 1996 hasta la madrugada del 1 de julio de 1997.
El abogado vizcaíno fue liberado el mismo día que el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. La diferencia es que éste fue liberado por la Guardia Civil en un estado físico lamentable, tras permanecer 532 días en manos de los terroristas, que lo trataron peor que a un perro.
Los terroristas pusieron en libertad al secuestrado cuando la familia había satisfecho la mitad del dinero exigido: 1.000 millones de pesetas en tres entregas de 300, 500 y 200. Así pues, en sucesivos años y a plazos, deberían abonar otra cantidad semejante. Entre julio de 1997 y septiembre de 1998, los Delclaux hicieron otro pago de una cifra no determinada y, tras la proclamación del alto el fuego de ETA en septiembre de 1998, se sintieron liberados del compromiso.
Sin embargo, durante los 14 meses en los que ETA no cometió atentados, sí reclamó insistentemente a esta familia vizcaína la cantidad de dinero que quedaba pendiente. En esta discusión sobre la conveniencia o no de pagar, dado que las circunstancias políticas eran diferentes, los etarras contaron con el apoyo de una parte del PNV. Hasta tal punto fue así que Alvaro Delclaux, padre de Cosme, amenazó a algunos miembros de la dirección peneuvista con hacer públicas las presiones a las que estaba siendo sometido para que hiciera efectivo el pago de la cantidad que adeudaba a la organización terrorista.
En esa coyuntura, un alto dirigente de la formación presidida por Xabier Arzalluz señaló: «El acuerdo entre los Delclaux y ETA es anterior a la tregua y cuando uno da su palabra, cumple». Se refería a que la familia del secuestrado se había comprometido a satisfacer el dinero restante tras la liberación.
La organización terrorista vasca rompió el alto el fuego en noviembre de 1999. Así las cosas y en plena actividad armada, el 25 de julio de 2000, el chalé de la tía de Cosme Delclaux quedó destrozado por la explosión de un coche bomba. Unos días después, ETA hizo público un comunicado en el que reivindicaba el atentado contra la familia Delclaux y lo justificaba con la falta de pago. Según fuentes policiales, ETA había exigido a la familia Delclaux los 500 millones en concepto de «impuesto revolucionario».
En noviembre de ese mismo año, la desarticulación del comando Bizkaia permitió saber que este grupo tenía previsto atentar, de forma inminente, contra la familia Delclaux.
En enero de 2001, el grupo etarra que actúa en la provincia de Vizcaya se había recompuesto y la familia Delclaux volvió a ser su objetivos. La organización terrorista colocó un coche bomba con un complejo dispositivo para orientar el potente explosivo compuesto por 60 kilos de dinamita hacia la casa de un primo de Cosme Delclaux, en el mismo barrio de Las Arenas.
Otras de las condiciones impuestas por ETA durante el secuestro a la familia Delclaux, accionista principal de la empresa alavesa Vidrieras de Llodio, fue que la empresa no procediera a aplicar ningún plan de ajuste que pudiera afectar a los empleados, lo que tendría un coste social que no interesa tácticamente a los terroristas.
Diario El Mundo ( 21 de abril del 2002)
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