El Gobierno vasco permite a un etarra encarcelado ir al dentista sin escolta policial

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El terrorista Mikel Otegi, condenado en 2012 a 34 años de cárcel por matar a dos ertzainas, recibió este jueves un permiso para acudir a una cita con el dentista sin ninguna custodia policial. Según el correo, el preso, que se encuentra en la cárcel alavesa de Zaballa, fue autorizado a salir de la cárcel para ir al odontólogo por Administración Penitenciaria, el organismo autonómico que tiene ahora las competencias sobre las tres prisiones vascas. 

El diario relata que acudió a la cárcel una patrulla de la Brigada Móvil que suele acompañar a los presos en sus salidas programadas. Sin embargo, desde la prisión les indicaron que su presencia no era necesaria ya que se trataba de una salida "autogestionada", lo que implica que Otegi se desplace por sus propios medios sin vigilancia alguna. 

Fuentes del gobierno vasco consultadas por El Correo descartaron confirmar o desmentir "detalles de un posible permiso" por temas médicos pero señalaron que este tipo de salidas sin vigilancia alguna están incluidas en la "normativa" y son concedidas por los servicios centrales penitenciarios como "permiso extraordinario" si la "situación penal y penitenciaria lo permite". Como justificación señalan la "racionalización de recursos públicos" si la custodia policial no es necesaria y la necesidad de "concienciar a la población interna para que utilice sus propios recursos en la gestión de sus necesidades de atención médica extrapenitenciaria". 

Sin embargo, la medida de la que se benefició Otegi habría causado indignación entre los agentes que se dedican a trasladar presos, que señalan que "jamás" habían visto conceder estas autorizaciones especiales a presos con delitos de sangre o con largas penas por delante (a Otegi le quedan diez años por cumplir).

 

Un casero ha matado a dos zipayos

Iñaki Mendiluce y su compañero José Luis González estaban de patrulla cuando vieron circular de forma irregular a un vehículo. Lo siguieron hasta un caserío en la localidad gipuzkoana de Itsasondo. Una vez allí, el dueño del vehículo al ver acercarse a los dos ertzainas, cogió una escopeta y les disparó a bocajarro.
Aquella mañana del 10 de diciembre de 1995, el padre de Iñaki colocaba el árbol de Navidad en casa cuando escuchó la noticia en la radio, recuerda su hermano Miguel Ángel.