Monumento a las víctimas del terrorismo - Huesca

Emplazamiento: Plaza de San Antonio

Materiales: Hierro fundido pintado en blanco, acero.

Dimensiones (altura/anchura/profundidad): 1,57cm de alto X 105,5 cm de ancho la escultura. El pedestal tiene una altura de 90 cm.

Cronología: 27 de Junio de 2014

Promotor: Ayuntamiento de Huesca

Propietario: Ayuntamiento de Huesca

Inscripciones: La parte frontal del monumento lo constituye una placa en acero inoxidable en la que con letras caladas se ha escrito: “Manos blancas que ahuyentan el olvido, palmas por la dignidad, espíritu de justicia. Huesca con las víctimas del terrorismo”. Debajo la fecha de la inauguración.

Crónica: El 27 de Junio de 2014 a las 19,30, siendo el día dedicado a las Víctimas del Terrorismo (en esa fecha de 1960 ETA cometió su primer atentado en España), la alcaldesa Ana Alós inauguró, en compañía de numerosas autoridades civiles y militares, el monolito A las victimas del terrorismo de la plaza San Antonio de Huesca. La escultura está compuesta de unas palmas de mano en relieve, en alusión a las "manos blancas" tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Representan la solidaridad, el recuerdo y la petición de justicia. El texto de la inscripción fue redactado por Javier García Antón, director de Diario del Altoaragón.

Comentario: Para la elaboración de la escultura se pidió a algunos familiares de víctimas del terrorismo de ETA que estampasen las huellas de sus manos sobre papel. A partir de estos perfiles se elabora el monumento. Una estructura de tres metros de largo abraza un macetero en sus dos terceras partes, en la que se ha plantado un laurel. La parte delantera y central del monumento la ocupa una placa de 105,5 cm de anchura. La estructura se ha colocado sobre una peana también de hierro pintada en blanco, en forma de cono invertido y decorada con acanaladuras simétricas. La simbología de las manos blancas está en la memoria colectiva: corresponde a aquellos terribles días en que toda la ciudadanía salió a la calle a pedir la liberación de Miguel Ángel Blanco con las manos pintadas de blanco como un símbolo de paz y de petición de cese de la violencia. Ese día marcó un antes y un después en el final de la banda ETA. Del centro del monumento (plantado en un macetero y oculto por el mimo monolito) sobresale un laurel, como símbolo de reconocimiento de aquellos, que cómo auténticos héroes han dado su vida víctimas del terrorismo español.

Biografía del autor: Pedro Lafuente nace en Huesca en 1957. - Fuente