El primer volumen de “Relatos de Plomo” incluye crónicas de todos los atentados entre los años 1960 y 1986 y entrevistas con las víctimas
El Gobierno de Navarra ha presentado la primera publicación histórica que recoge de manera rigurosa y detallada todos los actos terroristas cometidos en la Comunidad foral desde el año 1960 hasta 1986. El libro titulado “Relatos de Plomo” incluye 190 crónicas sobre actos violentos cometidos durante esos años, así como 25 entrevistas inéditas a personas que sufrieron de manera directa los atentados de la banda terrorista ETA.
Esta publicación forma parte de un proyecto del Gobierno de Navarra que tiene como objetivo recopilar de manera rigurosa y desde un punto de vista histórico los daños causados por la violencia terrorista de ETA en la Comunidad foral desde el año 1960, hasta la actualidad; y recuperar la memoria y el relato de todas aquellas personas que han sufrido esta violencia. Durante el próximo año 2014 está previsto que se presente el segundo volumen de esta obra, que recoge crónicas y testimonios desde el año 1987 hasta la actualidad.
Desde el año 1960, ETA ha matado en Navarra a 42 personas (14 asesinatos se han saldado sin juicio alguno); ha herido a cientos de personas y ha amenazado, extorsionado y chantajeado al conjunto de la sociedad. Por este motivo, el ejecutivo foral decidió a principios de 2012 poner en marcha un proyecto que sirviera para que esta época de la Historia reciente de Navarra no cayera en el olvido y contribuir a que en el futuro nunca más vuelvan a producirse episodios semejantes.
El equipo de autores de este volumen se completa con los periodistas Gonzalo Araluce, Rocío García de Léaniz y María Jiménez.
El Gobierno de Navarra ha editado 2.000 ejemplares de este libro, de casi 600 páginas, que salen a la venta a partir de este mismo viernes al precio de 20 euros.
Recuperar el relato
En la introducción del libro, Javier Marrodán adelanta los objetivos que motivan este trabajo: “El relato riguroso y completo de lo sucedido, lejos de aumentar venganzas o resentimientos, permitirá cerrar esta etapa ominosa sin olvidos, cómplices o interesados, sin diluir la gravedad de los hechos, sin interpretarlos, sin excusarlos. La historia nos hará mejores si se escribe con honradez. Con este planteamiento se puso en marcha este libro”.
El periodista recoge, además, una cita de Muñoz Molina que, a su juicio, responde perfectamente al espíritu de este libro: “Hay que contar exactamente lo que pasó y hay que empezar a hacerlo ahora que todavía viven y están lúcidos la mayor parte de los protagonistas, los testigos, las víctimas no ejecutadas (…) Hay que contar para que no se imponga la tergiversación y para que los verdugos y los responsables no cuenten con ese eficaz aliado del crimen, el olvido”.
Con este fin, los autores han descendido a los detalles, han recabado datos y testimonios, localizado fotografías e informes y redactado un texto austero, preciso y atractivo.
“Resulta estremecedor asomarse a algunas portadas de 1980 o 1981 y descubrir hasta cinco titulares simultáneos relacionados con el terrorismo. Eran años en los que algunos crímenes se escurrían por el sumidero de un breve, por resumirlo con una frase de Arcadi España.”—dice Marrodán. La obra es por ello una relación exhaustiva de todos los atentados cometidos por ETA entre 1960 y 1986, con prolijas cronologías que recogen incluso otros sucesos de entidad menor.
Las fuentes
Para tener la crónica precisa y el recuerdo completo de “los asesinados, los perseguidos, los chantajeados, los expulsados y los torturados”, la obra recaba en distintas fuentes y lugares. Las hemerotecas fueron fuentes esenciales. Se examinaron de manera sistemática las colecciones de Diario de Navarra y muchos ejemplares de otras cabeceras como El Pensamiento Navarro, ABC, El País, La Gaceta del Norte…) que ayudaron “a completar los textos con aportaciones a veces menudas —un apellido, una fecha, la declaración entrecomillada de un testigo—.”
Pero se han consultado también los archivos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional para recabar información de sus atestados, informes y diligencias, y se ha recogido información de sentencias judiciales, libros, memorias y tesis que han completado el relato.
Las imágenes son un importante valor añadido en este libro. Un complemento esencial de esta crónica, que le añade detalles y rostros, congela momentos y concita el recuerdo vivo de esos sucesos trágicos; un valor que esta obra adeuda al archivo fotográfico del Diario de Navarra, pero también a los de otros periódicos, al Archivo Municipal de Pamplona y a fondos particulares.
Los testimonios
Dice Marrodán que la aportación más valiosa del libro la constituyen las entrevistas personales: “ El crimen que un día abrió los telediarios fue para ellas el comienzo de una vida difícil y anónima” (…) “Acaso porque este libro discurre sobre la frontera que une el Periodismo y la Historia, hemos tratado de ocuparnos de lo uno y lo otro: de reconstruir los acontecimiento exteriores y de escribir además el relato intransferible de quienes lo sufrieron.”
Como señala el periodista, las víctimas de estos crímenes no se tomaron la justicia por su mano, no buscaron venganza, no renunciaron a sus principios y “han evitado con su dignidad una espiral de consecuencias imprevisibles”. De ahí que haya que agradecerles esa “contribución tan decisiva que han hecho a la paz”.
“Recuperar la voz, la memoria y la dignidad”
La presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, es la autora de la presentación titulada “Recuperar la voz, la memoria y la dignidad” que inicia el libro. Barcina abre su reflexión con el duro balance de estos 50 años de terror en Navarra: 42 personas asesinadas; 42 familias rotas para siempre, cientos de personas heridas y mutiladas; miles de personas amenazadas, chantajeadas y coaccionadas”.
La Presidenta sostiene que es la voluntad de este libro reparar esta deuda pendiente y contribuir a que “Ninguna de las víctimas del terrorismo de ETA en Navarra puede caer en el olvido, porque han sido los principales héroes de la Historia reciente de la democracia en Navarra”.
Y señala, asimismo, que los navarros tenemos la obligación histórica de que esta época de plomo no vuelva a repetirse y de que las próximas generaciones nunca olviden que desde 1960 hasta 2011 una banda terrorista instauró el terror en nuestra tierra para intentar implantar un proyecto político totalitario.
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