Desde el 5 de julio de 2002 en Ermua disfrutamos de la escultura de Agustín Ibarrola que se alza como homenaje a las víctimas del terrorismo y símbolo de nuestra memoria.
Un símbolo de la falta de libertad: Ibarrola y su obra.
Un símbolo de la esperanza: Ermua.
Un símbolo es un reflejo de algo que ha ocurrido. O de algo que sigue ocurriendo. Un símbolo queda para siempre, porque viaja en nuestra memoria.
Como si de un monolito egipcio se tratara, describe la situación vasca actual a través de diversos símbolos: figuras caídas para siempre, figuras aún de pie pero amenazadas …. y, como contrapeso, pájaros vivos que vuelan libres.
Sin embargo, esta obra no se puede describir con palabras, hay que verla y conectar con su sentimiento íntimo. Un sentimiento que arranca desde abajo, desde el pueblo que se protege a sí mismo, y que está simbolizado por el acero que produce su propio óxido para conservarse. En definitiva, un símbolo del deseo de libertad.
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